martes, 30 de noviembre de 2010

Añorados sueños húmedos


Echo en falta la capacidad de mi cuerpo para dejarse llevar por sí mismo, involuntariamente, al placer. Así, durante la adolescencia, me bastaban algunos cuantos trucos para provocar la polución nocturna de una manera casi garantizada. Artimañas tan sencillas como retraerme el prepucio antes de dormir, dejarme la polla encerrada, bien apretadita, en la entretela de la bragueta de los calzoncillos o combinar ambas cosas quedándome dormido bocabajo, bastaban para obrar el milagro del goce involuntario.



También recuerdo que en las primeras noches de mi vida en las que dormí acompañado por un hombre, incluso después de haber follado hasta la saciedad, mi cuerpo decidía que quería correrse y me despertaba mojado entre los brazos de mi acompañante.



Pero ya ni me acuerdo de cuándo fue la última vez que tuve la suerte de despertar en medio de un orgasmo sobrevenido, ni de haber encontrado una mancha de lefa reseca y dulzona en mis calzoncillos.

¿Hay alguien que comparta experiencia y quiera solidarizarse conmigo?


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sábado, 27 de noviembre de 2010

Las apariencias engañan

Tienes una foto desde hace mucho tiempo y no la subes porque el tipo te parece tan tremendamente guapo, atractivo y machote, que temes estropear la oportunidad de mostrar esa imagen con un texto que no esté a la altura de tan atrayente belleza.


Vaya con el bruji piruji...


Pero un día estás viendo la tele y te llevas la sorpresa de que aparece el protagonista de esa imagen atesorada, protegida, mimada. Sólo que nada es lo que te habías imaginado. De repente, la foto se aja delante de ti, ya no vale nada; porque su protagonista ni es tan guapo, ni tan atractivo, ni mucho menos tan machote... ¡Qué decepción!

Editado para contar que:

Ya no hay ninguna duda... Lo que es es... Y en este caso... ¡es fatal!

jueves, 25 de noviembre de 2010

Paja gore



Que una mano amiga te deje la polla destrozada entra dentro de cierta lógica, pero no tanto que uno mismo se despelleje el capullo a base de pajas. Pero es así, y a mí me pasa algunas veces.



Este cerdaco se ríe antes de llorar de escozor...




Hay una manera de masturbarme que me produce mucho placer y es cuando me froto el rabo sin sacármelo del calzoncillo. El roce de mi glande con el algodón me hace sentir un placer extra al que me entrego sin ser consciente (o sí) de las posibles consecuencias.



Al profe de inglés también le gusta hacérsela polvo



¡Y a mi Spunky!


Cuando juego con mi verga de este modo, noto cómo me arde el capullo, cómo me quema; sin embargo, es tanto el goce que experimento que no puedo parar, permitiendo que la piel de mi polla se deslice trabajosamente por la tela, que ya no es de algodón suave, sino que pareciera forrada de lija que abrasa y solaza al mismo tiempo.



Así es cómo el capullo se deja acariciar engañosamente por la tela asesina...



Y justo antes de correrme noto cómo mi glande crece, se hincha y explota de placer atrapado en su tortura textil.



Cómo está disfrutando el muy cabrón, cómo se la roza, cómo se la machaca dentro del calzoncillo...





Pero, claro, luego pasa lo que pasa: que, a veces, sangro.


El hombre tranquilo, indolente, que pronto verá levemente manchados sus pantalones de rojo pasión.

martes, 23 de noviembre de 2010

El hombre antiguo



A veces pienso que si tuviera que elegir un perfil de hombre para hacer realidad mis fantasías más perversas, creo que me quedaría con aquellos que me recuerdan a los de otra época. No me refiero a tipos de otros siglos necesariamente, sino a los que mantienen una imagen un poco trasnochada, retro, más propia de décadas anteriores: son hombres sencillos, poco preocupados por su imagen; pueden estar en forma y ser delgados, pero no tienen porqué estar fuertes; son machos auténticos, sin aditivos, sin cuidados que resten ni un ápice de su virilidad; y, por supuesto, tienen vello, mucho vello corporal, fruto de un exceso de hormonas masculinas que hasta les hace estar calvos.

Como ya he dicho alguna vez, me seduce tremendamente ese tipo de hombre que sale a la calle con el único arreglo de haberse duchado, afeitado y vestido con una ropa corriente. El hombre sencillamente atildado es mi hombre preferido. Y si alguien está pensando que estoy definiendo lo que se suele llamar un tío cateto, pues sí: a ese tipo de hombre me estoy refiriendo exactamente.

William Holden, es decir, Maligno, cumple perfectamente con ese aire de hombre antiguo que me hace babear. Mirad qué pecho, mirad qué hoyuelo en la barbilla. Como diría mi abuela: mirad qué limpio y qué bien peinado; que dan ganas de comérselo a besos.


Otro ejemplo de cateto buenorro a pesar de barrilete, sería el ex president.




Y no hablemos de su sustituto, quien como antiguo, feo y hortera y como una de mis últimas y más extrañas obsesiones, se merece una entrada personalizada, y la tendrá.




Volviendo al gremio de los actores, un tipo que de pequeño me volvía loco era el padre de los hermanos Walsh. Mirad ese torso de papi que no hace ejercicio pero que juega el fútbol los domingos con sus amigotes. Mirad esos pantalones subidos hasta casi la sobaquera como un hombre antiguo de verdad: 




Mirad qué manera más absurdamente recatada de ocultar el ombligo, cuando es precisamente esa retroactitud la que hace palpitar mi sexo, deseando robarle a ese macho casero todo esa perversión aún sin explotar.




Pero mi cateto favorito, el hombre antiguo cuyo platónico deseo me hace expulsar más precum sobre cualquier otro desde año años, es este discreto habitante de las páginas de las revistas rosa:




Con ese pelo ralo que se empeña en mantener en lugar de aligerar, aunque es precisamente ese error estético uno de los que me resulta más morboso de su imagen:




Pero, después de todo, mirad qué apuesto y elegante, a pesar de llevar innecesariamente diez años más encima:




También podemos contemplar a este macho en la playa, a pecho descubierto. Me encanta la manera en que la línea de su barba medio cana se enlaza con el cabello ralo. Observo, otra vez,  un torso poco atlético. ¿Es un efecto óptico o hay una leve pelusilla sobre sus hombros?
 


No es menos turbadora su presencia inmortalizada sobre la cubierta de este yate. Sin tener un cuerpo cultivado, me recuerda a una estatua grecorromana, con esos cabellos ondulados de centurión y el agua escurriéndose por su piel, que empapa su bañador y lo ciñe a su paquete.



Y desde la Edad Antigua regresamos a la actualidad y de repente el centurión se ha convertido en un buenorro papi de familia, cargando con las hamacas, la sombrilla y la cesta de los bocadillos (de caviar).



Pero es precisamente esta foto tan poco favorecedora la que más me ilumina. Mirad qué hechuras de hombre normal y corriente, con esa pelusilla de vello por encima del culo. Hum... qué ganas de bajarle el bañador y practicarle ahí mismo un pedazo rimming que no pueda olvidar jamás.


Y para terminar, un detalle más para que comprendías por qué los hombres con pinta de antiguos son capaces de captar mi atención sobre todos los demás.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Ordeñadora

Dedicado a aquel que me dijo un día que jamás había escuchado en su pueblo lo del uso de la ordeñadora de leche de macho humano. Pues para muestra un botón, machote, y además en una variante portátil para utilizarla cómodamente en casa, ¡ja!




jueves, 18 de noviembre de 2010

Mi Spunky



Si me invento una mitología para entronizar a Spunky, también puedo inventarme que el sujeto que ilustra esta entrada se trata también de Spunky, ofreciéndome todas esas poses y actitudes que no puedo hallar en el auténtico y que me servirán para aderezar mis fantasías onanistas.




De modo que me fabrico a medida un Spaunky, MI Spunky, que está más fuerte, es más guapo y mucho más chulazo y quizá calce un paquete mayor que el que canta.





Así, por ejemplo, le coloco la barriga que le falta al otro; esa barriga grande, turgente, que me hace soñar con comérmela a bocados. Además el tío me complace posando para mí con uno de esos calzoncillos blancos de abuelo, sabiendo que son mis favoritos. No hay nada más que ver lo sexy que está con la prenda medio bajada...




Y con el capullazo marcado en el algodón blanco...







Y si le pido que sea un cerdo para mí, se me pone a olerse el sobaco, porque sabe que me excitan los tíos cerdos que hacen gala de sus cerdadas.





Hummmmmm, vaya culito, pequeñito, pero prieto, para follármelo con un poco de jabón, sólo un poco, en la ducha...



En fin, qué más puedo pedirle a MI Spunky.



martes, 16 de noviembre de 2010

Spunky



Así como hay gremios por cuyos miembros masculinos siento una atracción en muchos casos irracional e incluso injustificada, hay otros cuyos integrantes no me inspiran el más mínimo morbo, como es el caso de los músicos. Creo que me sobran dedos de una mano para contar los cantantes que me gustan física y sexualmente hablando y hoy quiero hablaros de uno de ellos: Rafa Spunky.



¡A quién no le gusta Spunky!






Soy seguidor (a ratos) de Fangoria desde el Naturaleza Muerta (¡cómo echo de menos a Carlos Jean!), así que debió de ser con la publicación de aquel álbum cuando descubrí a este hombre que me dejó con la boca abierta nada más verlo por primera vez.







Qué bien le sentaba el blanco en la gira de "El Extraño Viaje"


Cuanta Spunky con dos características que me fascinan en un hombre: sencillez y una barba; una barba que no siempre luce cuidada, siendo precisamente esta negligencia higienicoestética lo que me hace soñar con él.





Sueño con aferrar con mis manos esa mata de pelo facial y acercarla a mi rostro, a mi boca que devorará esa boca propia de un ser de la mitología nórdica; que no sé si existe tal mitología, pero yo me la invento para entronizarlo y colocarlo en el lugar que se merece.







Tan normalito y tan buenorro


Sé que hay hombres más guapos, más atractivos, más machos y más buenorros, pero no sé qué tendrá este muchacho cuyo meneo de caderas me trae loco.






Una de esas escenas cotidianas que no me importaría compartir con él





Hasta borroso sale guapo


A veces me da por pensar si tendrá pareja o si es una de estas personas que, por ser quien es, todo el mundo da por hecho que tiene ocupado el corazón, cuando en realidad pudiera ser un hombre poco afortunado en el amor. ¡Mira que si está solito! ¡Ains!

Y para terminar, un vídeo para que nos deleitemos con el movimiento caderil y esas descuidadas apoyaduras de la manita de Spunky en la cintura, cerquita, muy cerquita de su paquete:






¡Y yo también!

Editado para:

Subir la foto a la que ha hecho referencia Bandidoso: